
La factoría de Juliana camina a marcha forzada hacia un futuro más que incierto, la Empresa ha solicitado ante el juzgado un concurso voluntario de acreedores en días pasados.
Esto supone que a partir de ahora, su futro pasa por lo que el juez y los administradores que nombre decidan sobre su futuro. Toda posible solución o no, esta en sus manos y por él deben de pasar cualquier proyecto de compra, industrial etc. y en función de su viabilidad lo autorizaría o sino se tomarían decisiones más drásticas que todos podemos imaginar.
La Empresa al día de hoy registra perdidas de más de 62 millones de euros y hay problemas para pagar la nómina de los trabajadores, lo cual supone mayor incertidumbre a la situación
Por otro lado las Industrias Auxiliares se están marchando, ante la falta de cobro y de futuro que se ve cada día más negro.
La intención de la empresa es solicitar un Expediente de Regulación temporal de Empleo, para el 80% de la plantilla ante la subactividad que existe en el astillero, pero ahora es el juez quien decide si se aprueba o no.
SEPI, sigue manteniéndose en su postura de que la venta fue incondicional y que su participación en el asunto solo puede venir determinada por una sentencia que les obligue a que se activen las garantías.
Como nos podemos imaginar el estado anímico de los compañeros de Juliana está por los suelos, por tanta promesa incumplida que les ha llevado a la situación actual: un astillero en bancarrota y lo que es peor sin visos de futuro, y por si pareciese poco en manos de un juez y unos administradores que van a decidir sobre su futuro.
Este es el camino recorrido, después de una privatización que algunos sindicatos firmaron como saludable y viabilidad de futuro.
Desde el CAT queremos expresar nuestra solidaridad con los compañeros de Juliana y manifestarles nuestro apoyo a cualquier iniciativa que se tome en la defensa del astillero y de sus puestos de trabajo.
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